lunes, 25 de mayo de 2020

Vivencias de unas Jornadas Online


¡Saludos virtuales!

Hoy va la cosa de nuevas experiencias.
En esta ocasión tuve la oportunidad de organizar unas jornadas online, las RunasNet 2020.
Eran la versión virtual de El Día de las Runas y supongo que una consecuencia lógica de los tiempos que corren.

Las diferencias entre estas y unas jornadas físicas, teniendo en cuenta que siempre que hablo de esto me refiero a unas pequeñas como de unas 10 a 20 personas, son principalmente lo que invierte cada involucrado y cuando lo hace.

Desde mi punto de vista, las físicas suponen más presión pues los participantes tienen que asumir el coste del alojamiento, desplazamiento y alimentación, además del tiempo extra que hay que invertir en llegar al lugar y, al acabar, volver a casa.
Cuando esto es así, uno tiene que preocuparse de que las cosas más importantes estén atadas con meses de antelación y que los detalles los tenga claros todo el mundo.

Al contar con esta experiencia, cuando a mitad de abril me propusieron (un Demonio) organizar la versión online, me creí perfectamente capacitado.
Había tomado contacto por primera vez con las partidas de rol online muy poco tiempo antes, como podéis ver en esta entrada.
Veía como otros montaban jornadas online con decenas de partidas, sin los problemas de buscar un alojamiento adecuado y recaudar dinero para la reserva, tan difícil no sería, ¿verdad?

¿Un mes de tiempo? Suficiente, ¿verdad? ¬_¬

Veamos en que me tenía que haber fijado con más atención.

Si bien me lo podía haber figurado, cuando te prestas a organizar un evento, sea del tipo que sea, incluso cuando las cosas van lentas y participa poca gente, todo se puede complicar por cualquier motivo en cualquier momento.
Así pues, tienes que tener cierta cantidad de tiempo libre y estar disponible la mayor parte de ese tiempo para resolver situaciones.

Aunque los directores han ahorrado el desembolso económico y las horas de viaje, siguen sacrificando tiempo y trabajo en preparar sus partidas, esto es algo de agradecer y se les debe de apoyar al máximo.

Después tenemos a los jugadores, que arriesgan menos. Tienen que decidir entre reservarse unas horas para jugar en lugar de otras actividades que podrían resultar más o menos gratificantes que la partida a la que se apuntan. En ocasiones deben pactar con sus familias por esos momentos vitales.
Aunque no haya un gran drama en esto, es de agradecer que dediquen parte de su tiempo en conectarse, disfrutar y hacer disfrutar a sus compañeros de partida.

Siempre es mucho mejor que lo pasen bien en la partida, por supuesto, pues eso es parte de la recompensa de nuestros directores que, recordemos, lo hacen por amor a la afición o a la idea que tienen en mente al desarrollar sus partidas. 
Al igual que un director de cine o series, guionista o escritor literario se siente bien cuando los espectadores o lectores les muestran su aprobación.

Hay que procurar estar disponible para resolver dudas y problemas lo antes posible.

Volviendo a otro detalle que era evidente.

Los integrantes activos de El Día de las Runas, salvo excepciones, éramos un grupo de directores y jugadores en mesa.

Los grupos o personas que comentaba antes, que hacían parecer facilísimo lo de organizar partidas y jornadas online, tienen algo en común, un alcance mediático en redes del que nosotros no disponemos. Llevan tiempo moviéndose, haciendo contactos y seguidores, tienen canales y cuentas visibles para una gran masa de jugadores y directores que están dispuestos a colaborar con ellos. Tienen ya establecido un amplio escaparate donde anunciar sus eventos en las plataformas más usadas.
Es como si una familia que ha vendido mermelada a sus vecinos del pueblo, incluso haciendo trueque, se lanza al mundo empresarial de buenas a primeras. ¡Pabernos matao! O_O

Otro detalle importante relacionado es el de los números de simpatizantes vs el de activos.

Después de la caída de Guguelplus, el grupo de El Día de las Runas que teníamos allí se vio mermado, transformándose en dos, uno en Rolplus y otro en Mewe, no tenemos nada más.
Ahora se nos han unido unos pocos usuarios más, unos 12 diría yo, pero al empezar hace un mes éramos unas 60 personas apuntadas entre ambos, ya que alguno repetimos en los dos grupos.
Esto, como imaginaréis no es un número fiable. Aunque a todos ellos les apetezca participar, la mayoría no puede, están apuntados por si surge la oportunidad. A veces valoran positivamente las propuestas pero eso no quiere decir que puedan participar.
Descubrí con sorpresa que los que estaban en disposición de unirse a las jornadas online eran poquísimos.

Esto nos lleva a otra gran diferencia, si no tienes un grupo asentado de directores y jugadores online, el carácter de las jornadas no puede ser el mismo que el de las físicas.

Para un retiro rolero, el sentimiento de comunidad y cercanía es vital pero, si no tienes un grupo activo equivalente en el mundo virtual, solo queda una opción, abrir las puertas.
¡Liberad al Kraken!

En este punto hubo que buscar jugadores en los lugares que consideré más adecuados, a falta de las grandes plataformas donde publicitarnos o un gran número de seguidores, solo quedaba estrujarse las neuronas pensando en posibles lugares de interés.

Las dos partidas que desde el principio llenaron plazas rápidamente fue la de Runeblogger con Runequest Glorantha y la histórica de Emod con Mythras.
Por ello, al buscar en otras plataformas, fue para atraer jugadores de Cthulhu, de Against the Darkmaster y para otra muy especial de Mythras. Lamentablemente estas dos últimas se cancelaron o por falta de jugadores o por falta de tiempo del director. La vida.
Si hubieran faltado jugadores para la Gloranthana hubiera sabido donde buscar, pero fue la única que tuvo lista de espera. Esto me da en qué pensar. ;-)

Runeblogger lo publicó en su Feisvuk, gracias.
Hubo algunas personas majas relacionadas con alguna editorial que nos mostraron su simpatía e incluso nos intentaron ayudar un poco.
Pero claro, con el poco tiempo de margen que tenían en el momento de enterarse de esto, aun deseando participar, no tuvieron opción. Tengo que lamentar este error y agradecer las muestras de apoyo. ;-)

Finalmente, creo que ambos modelos, físico y online, son complementarios, el del retiro rolero familiar y el de abrir las jornadas al mundo virtual. Uno no tiene por qué restar al otro, al contrario, podría incluso aportar.

¿Y cuál es el truco, el secreto para solucionar la mayoría de problemas que he expuesto arriba?
Pues pienso que se trata de tiempo y trabajo constante.

Por un lado, sí que puedo plantear las cosas con más tiempo, por el otro, no me veo capaz de mantener un régimen de actividad en redes para lograr más visibilidad. Esto es, que nos quedamos a medio camino.
Tampoco me parece mal, porque gestionar unas jornadas demasiado grandes se me puede ir de las manos, sin embargo, creo que sí que podemos ampliar lo que hemos hecho en esta ocasión corrigiendo algunos errores.

Y en cuanto nos encontremos en una situación diferente, surtidos de vacunas y todo bajo control, creo que nos apetecerá volver a quedar para vernos las caras en vivo.

No quiero dejar de comentar unos aspectos positivos que he visto a las jornadas online (o me han señalado).
Hasta el momento de iniciar la partida, tanto director como jugadores están en sus casas y en cuanto acaba, no hay que marcharse a casa, todos están en ella.
La presión de acabar una partida en un tiempo determinado es menos acuciante, el Director y los Jugadores tienen la opción de volver a quedar otro día para acabarla, en una sesión más corta incluso, si con eso basta.
Este ahorro de tiempo quizá proporcione margen para una pequeña charla tras la sesión.

En cuanto a mi partida.
Excavación en Xié Shengong

La partida que dirigí en estas jornadas online el sábado pasado, me dejó muy buenas sensaciones.

Como agravio comparativo con los jugadores a los que se la dirigí en mesa, en esta ocasión me pasé todo el tiempo que pude preparando imágenes para mostrarlas durante la partida que el primer grupo nunca llegó a ver. Aunque si sienten curiosidad se las puedo enseñar ahora.

Un dato que no aclaré a mis jugadores este sábado es que la partida que jugaron la había comentado por encima en esta entrada.

Los jugadores se tomaron las ideas anotadas en sus fichas como punto de partida e hicieron crecer a los personajes más allá dándoles vida. Tomaron alguna decisión que me sorprendió un poco y tuve que improvisar, creo que aportando algo más de color a la partida.

Y, por supuesto, no hay nada como unas buenas tiradas para cambiar un final de la historia que se auguraba muy oscuro para ellos.

Solo uno de ellos tuvo una merma importante de cordura que le provocó un trauma que pensaba explotar pero, como les había prometido no alargarme demasiado, cuando llegó el momento no me atreví a meter la jugarreta final al PJ. Luego me arrepentí, creo que hubiera sido muy divertido y terrible a la vez. ;D

Descubrieron prácticamente todo lo que había por descubrir, aunque quizá no tenían información suficiente para interpretarlo en la dirección adecuada. ;P

Me despido ya de todos, esperando que sigáis bien.
Y por vuestra seguridad...

¡Acordaos de crear vuestro Símbolo Arcano!
¡Grabad vuestra Runa de Vida en la puerta!
¡Inscribid un Glifo de protección!

martes, 12 de mayo de 2020

¡Calcechulu ha despertado!


¡Tentaculares saludos, sectarios mios!

Hoy os escribo con la mente enviada a eones de distancia en el pasado del momento actual.
En aquellos tiempos, un rito de nuestra especie llamado “el amigo invisible”, consistía en reunirse con allegados para sortear al azar y en secreto un objetivo (dentro del grupo) para cada uno, a quien debía hacerse un regalo sin revelar tu identidad.

Algo que imagino deben de hacer habitualmente en cualquier sociedad secreta sectaria que se precie.

Entre todos los presentes establecimos que el regalo debía ser barato, puede que 5 euros o menos.
Por supuesto, había mucho margen para la locura y la chanza.

A mí me tocó como “amiga invisible” una jugadora de mi grupo de partidas habituales.
Sabía que temática le haría gracia pero, no se me ocurría nada que fuera tan barato.
Así fue como una idea nacida de la desesperación cobró forma.
¡Si no existía, podía crearlo!

Cuando de nuevo tome conciencia de mi propio ser, me halle sumergido en la marea humana de un mercadillo de barrio.
Mis engranajes comenzaron a funcionar hasta dar con la solución.
Compré un par de calcetines y guantes de los más baratos, de los colores más apropiados posibles.
Todo buen sectario conoce el problema que puede suponer un Color, por ello no os explicaré la dura prueba que eso supuso a mi cordura.

Armado con los materiales propicios y una determinación febril me entregué durante incontables horas a la impía creación que se me aparecía, ya no solo en sueños, ahora también en momentos de vigilia.
Finalmente lo había logrado, el ser de mis pesadillas había cobrado forma ante mí.
Proceso del Ritual a.k.a. Manualidades
Descarté uno de los calcetines, arrojándolo a la fosa del olvido y la rotación eterna.
Recorté todos los dedos adecuados de los guantes.
Usando aguja e hilo comencé el injerto para dotar de tentáculos al ídolo.
Rellené el interior de la criatura de bolas de papel o plástico, dotándola de forma.
En un cartón oscuro dibujé y recorte 2 brazos con garras, también un par de ojos.
Los grape y pegué a la figura, no era momento de sutilezas.
Entonces, recordé las alas.
Pude encontrar un plástico translúcido del que se usaba para preservar la forma en las camisas. Las recorté y grapé sobre su lomo.
El ser estaba completo.
Por último preparé, en una caja de zapatos, un lecho de papel en el que pudiera descansar el primigenio.
La cerré y cual sarcófago, rematé su tapa con una inscripción.
“No está muerto lo que yace eternamente”

Las alas no se aprecian muy bien, pero están.

Con el presente envuelto inocentemente, con el nombre de la destinataria, acudí a la segunda cena de la secta y parte final del rito.
Deposité la caja junto a las demás ofrendas de manera disimulada.

Consumimos y bebimos toda clase de manjares y licores.
Al final, el momento tan ansiado se aproximaba.
Fueron entregándose y abriendo paquetes, revelando contenidos a cada cual más aberrante.
Llegó el momento esperado.

La incredulidad y temor de la sectaria, mi “amiga invisible”, al leer la inscripción en la tapa, eran palpables.
Abrió el sarcófago y los segundos se convirtieron en una eternidad, mientras su cordura se resquebrajaba.
Y como no podía ser de otro modo, aceptó jubilosa la existencia de Calcechulu mostrándolo al resto de sectarios para recibir adoración masiva.

Es cierto que, la naturaleza del primigenio, dejó un claro indicio de su origen.
A la sectaria le resultó evidente su procedencia.

Antes de irnos guardó con sumo celo y devoción al primigenio en la caja.
En aquella época muy pocos disponían de móviles con cámara.
Durante largo tiempo solicité a mi “sectaria invisible” fotos del ídolo, aunque siempre la sorprendía en uno de sus múltiples viajes, le era imposible.
Llegué a pensar que se había deshecho de aquel ídolo abominable pero, hace unas semanas recibí noticias suyas.
Eran unas fotos. Estos tiempos de tecnología son maravillosos y aterradores.

Supongo que muchos de vosotros habréis notado la presencia de Calcechulu en estos años, más por sus actos inefables.
Millones de calcetines restan desaparecidos mientras su poder aumenta.

Tras desatar semejante mal sobre el mundo, no puedo sino advertiros de su presencia.


Colores y fenómenos antinaturales preceden su llegada.

¡Calcechulu ha despertado para devorar a todos aquellos que no han sacrificado suficientes calcetines!
¡Arrojadlos a las fauces de vuestras lavadoras, insensatos!
¡Iä, iä, Calcechulu fhtagn!

jueves, 7 de mayo de 2020

Ungüentos, elixires y venenos en Coronaburgo


¡Saludos, coronaburgueses y visitantes de otros confines!

Parece que la buena gente de grapas&mapas lo volvió a conseguir. Un gran éxito el de este proyecto solidario que me llamó la atención y en el que planté mi pequeña parcelita.
¡Y por poco no llego a tiempo! 

Aquí podéis leer más sobre Coronaburgo y visitarla.

La tienda del Gnomo Alquimista

Sobre la aportación que os comentaba, bueno ¿sabéis qué? Mejor que os lo cuente un tipo que se mueve por allí.

Lo que nos cuenta Donet McMuffin sobre la Tienda del Gnomo

Cuando uno pasa frente a la Tienda de Modius Huntar puede observar un triple cartel de tablas de madera barnizada, cada una colgada de la anterior.
La superior muestra en un grabado a dos jóvenes alegres unidos por un corazón. Ella no le está mirando a él, te mira a ti mientras sonríe y resulta bastante inquietante.
La siguiente presenta a un guerrero encorvado por el dolor de espalda y a un curandero que le aplica alguna clase de remedio para untar.
Por último, en la que cuelga más bajo, podemos ver una botellita volcada, marcada con una calavera, verter unas gotas sobre un trozo de queso y al lado una rata muerta.


Nada más entrar descubrimos que está bien protegida contra intrusos; un largo mostrador y unos barrotes nos separan del viejo gnomo y sus productos.
La puerta y las contraventanas son recias, están preparadas para poder ser atrancadas desde el interior cuando cierra la tienda.
Daría la sensación de estar en una celda, de no ser por las sillas cómodas y el buen olor que proviene del interior.


El gnomo nos mira fijamente al entrar y justo cuando nos acercamos dispuestos a decir algo, se adelanta con su presentación.

“Bienvenidos a la humilde tienda de Modius Huntar. Aquí podrán encontrar todo tipo de productos, desde sales aromáticas hasta venenos para plagas.
Dispongo de varios remedios probados contra dolores y verrugas, aunque si desean algún tipo de ungüento o elixir personalizado puede encargarlo.”

Después permanece expectante a lo que tengamos que decir.


Es posible que hayáis escuchado historias sobre él en Coronaburgo y no me extrañaría que fueran todas ciertas.
Se dice que ese no es su verdadero nombre, que lo adoptó al venir aquí.
Quién me habló de esta tienda me aseguró que, gentes de alta condición y poder, acuden a pedirle encargos especiales para eliminar el tipo de plagas que preocupan a esos notables, si ustedes me entienden.
Y cuentan en los tugurios menos respetables que un grupo de buscavidas intentó robar al Gnomo; ya está, eso es todo, nadie los ha vuelto a ver.


La primera vez que entré solo buscaba información sobre un envenenamiento, me hice el tonto y Modius me siguió el juego unos segundos, para después dejarme claro que me había calado a la primera.

Ese Gnomo es tremendamente astuto y suspicaz, me dio un dato sin implicarse y me dejó pensar que era yo quien tenía la situación controlada. 

Quería más detalles, así que, se me ocurrió amenazarle.
Modius me preguntó si había oído hablar de la clase de clientes que suelen venir a hacerle encargos.
Dando por hecho que mi respuesta sería afirmativa, prosiguió sin dejarme hablar:

“Aunque a usted no le preocupen las reacciones de esos ciudadanos respetables y pudientes, al conocer que un amigo tan apreciado para ellos ha corrido algún riesgo, dígame ¿Está dispuesto a pasar el resto de sus días preparando usted mismo todo aquello que coma o beba, para estar seguro de que... no le sienta mal?”

Me lo soltó sin perder la compostura o la sangre fría, manteniendo la mirada. Y en un tono apacible que me heló la sangre. Es el gnomo más intimidante que jamás haya conocido.
Parece no tener miedo, sabe mucho de lo que pasa en la ciudad, conoce a gente poderosa y es capaz de quitarse de en medio a quien sea sin pestañear.


Por supuesto, le pedí disculpas y le agradecí la indicación que tan amablemente me había dado un instante antes.


Tuve que volver días después como cliente, cuando me tiraron por unas escaleras. Casi no podía andar de los dolores. Me alivió profundamente que el remedio fueran unas friegas en lugar de algo para beber. Y funcionaron, vaya que sí.


Pero nunca olvidaré que ese maldito gnomo me llamó por mi nombre ¡Y juro que nunca se lo llegué a decir, lo juro!


La galería del ilustrador: Egil Thompson

Bueno, aquí tenéis todo un personaje que podrían encontrar vuestros aventureros en sus correrías de FantasíaClásica, de la Vieja Escuela o tantas otras, que también merecerían un manuscrito que las presentara en toda su extensión.

¡Que gocen ustedes de buena salud y en caso contrario, busquen al gnomo alquimista más cercano!