Mucho se perdió entonces, pero pocos quedan ya para recordarlo.
Todo comenzó con la forja de las nuevas runas.
Estas fueron entregadas a los roleros del viejo continente, los más sabios y honrados de todos los seres. Aunque su número menguaba edición tras edición.
Las viejas runas quedaron en manos de la afición americana que ansía, por encima de todo, los senderos clásicos.
Separando así su senda unos de otros, convirtiéndose en pueblos distintos.
Los antiguos mitos cayeron en el olvido y las nuevas generaciones crecieron ajenas a su herencia.
Pero no olvidemos que no está muerto lo que yace eternamente y con el paso de los retroclones, incluso un sistema puede morir.
Tan solo hace falta un pensamiento, un instante fugaz, un master que mire al pasado o halle un añejo manuscrito, para que resurja, de nuevo intensa, la llama que ardió antaño.
La búsqueda rúnica volverá a comenzar, mientras quede un solo rolero que recuerde el pasado.
Así fue y así volverá a ser.
¡Dejad marchar el 2016 y recibid gozosos el 2017!
¿Quién sabe lo que nos depara el nuevo camino?
¡Bienaventurados seáis en vuestras andanzas!
¡Que las runas y los dioses os sean propicios!